Poema III. Sobre los besos.

Los versos salen en tropel
desde mi alma
intensa y desmesurada,
a este difuso papel;
se sientan prisioneros
de tus ojos cautivadores,
me llaman a quererte
sin tregua ni cuartel,
de nuestra pasión herederos.

Se acontecen las emociones
en este mundo tuyo y mío
que nadie controla,
del que nadie tiene nociones;
toman tus ojos a los míos,
y me llevan a lugares lejanos
en los que me refugio,
nos hacen especiales,
nos apartan del gentío.

Quisiera decirte que te quiero,
y gritar que me da igual,
que el tiempo es relativo,
que por ti muero;
y bailaremos entonces a medianoche,
tu cuerpo con el mío,
siendo la luna y las estrellas testigo
de nuestro bello desvarío,
del amor el puro derroche.

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