Al sudor frío y la sangre caliente

Es a esta hora,
de calor sofocante
y de un sol que nos abrasa,
que tengo frío.
Serán los nervios,
o el saberte deseoso,
o quizás tu sonrisa pícara,
que me produce escalofríos.
Serán las manos temblorosas,
las ganas de besarte,
o de verte,
o de mirarte a los ojos y perderme,
o de sentirme a salvo de nuevo,
o quizás todo a la vez,
pero siento frío.

Es a esta hora,
a la que nadie sale,
a la que nadie abandona la sombra,
que me asomo a la calle para buscarte.
Serán tus mensajes,
o tus misivas menos indecisas,
o tu seguridad al cautivarme,
que me aventuro al bochorno por ti.
Quizás sea todo junto,
o el hecho de sentir algo más,
la necesidad de saber qué piensas
o qué quieres de manera real,
la calma en tu semblante,
o el deseo de verme desnuda pasear,
pero siento la sangre arder.

No sé si es el frío de los nervios,
o el calor del deseo que nos guardamos,
que me hacen escribir mis dudas,
más aturulladas,
más confusas,
más claras que nunca.
Sea como sea,
sólo te pido que te lleves con tu calor,
mi frío.

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