Entre tú y yo

Se han venido a interponer entre nosotros
y estas ganas locas de querernos,
esta agonía por comernos a besos,
la nostalgia de pasados fortuítos,
las luces de ciudades que nos añoran
y un lugar llamado hogar
que espera impaciente el regreso
de nuestras almas cogidas de la mano.

Nos han mirado los relojes de frente,
enojados y de mala gana,
por malgastar el poco tiempo que nos regalan,
por dejar a la tristeza robar protagonismo,
ilusión, ganas, caricias en la playa,
y acabar en este estúpido lugar
entre la soledad y la indiferencia,
este lugar al que llamamos amistad.

Si tuviera que justificarnos ante ellos,
diría que nos pusimos límites,
que quisimos acotar la libertad,
ponerle barreras al abismo,
dejar de lado las inconcreciones
y sentir que estábamos haciendo algo
por esta estúpida verdad.

Si tuviera que explicarle al mundo
que da igual cuántos febreros se arruinen
pensando que volverás a mi puerta,
creyendo que al girar la esquina
reflejos de tu sol iluminarán caminos impensables;
les diría que no hay motivo de pregunta
pues no había tema ante tal melodrama.

Si tuviera que definirte a ti
y lo mucho que significas,
se me agotarían las palabras llenas,
bailarían las esdrújulas al compás de tu nombre
intentando componer en tu mirada
todo lo que mi alma siente,
todo lo que mi boca omite.

Si tuviera que contarme a mí misma
qué demonios estoy haciendo,
por qué he creído que debo seguir aquí,
me miraría al espejo de frente,
armaría un pifostio lleno de silencios desafiantes,
me diría: "Querida, sé paciente,
es una corazonada, el alma rara vez miente"

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