Perder lo imperdible

Armemos un estruendo,
estrepitosa la lluvia,
arrebatadora la luz
de tus ojos implorantes,
me piden que te ame
cuando tu boca prohibe el viento.

Tomemos clases de caligrafía,
que se escriba tu nombre
en negrita y cursiva,
que se derrame la tinta pasional,
nos tomen por locos al escribir en añil
los retazos de esta historia sobría.

Venga, di algo, provócame,
que se equivoquen los pronósticos,
sean erróneas tus medidas predicciones,
se lleven los demonios tus silencios,
que sientas que mil vidas no son tiempo,
que te falten calendarios, enfádate.

Explota, vuélvete absurdamente impredecible,
que cuantos más otoños,
más fríos a tus espaldas,
más recaerás en que perdiste
aquello que tanto amas.

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