Querer de verdad

Es común, en esto del querer,
que se nublen los sentidos,
se erice de repente la piel,
se queden mudas las estrellas
y palpiten, en un millón de noches,
las incertidumbres pasajeras,
los miedos y el desengaño,
enmascaren los sentidos mujeres bellas.

Es complicado, pues, encontrar amor,
de aquel que mueve montañas,
que sacia tempestades y genera océanos,
que lleve escrita la palabra infinito
y no conozca límites ni murallas,
las normas y las leyes, extrañas,
volátiles de desconocidos las prohibiciones,
reconocido el esfuerzo de todo lo que evito.

Es tan simple, a veces, sin querer,
sin darse casi cuenta,
como un desliz fortuíto,
enamorarse de quien esconde entre palabras,
la cruda realidad, el mero deseo de la piel,
la más pura definición de la incoherencia,
un asalto a la más absoluta cobardía,
la caja de pandora que espero no abras.

Es tan tedioso, extenuante y anodino
querer a quien nunca te ha querido,
que acabas siendo el producto triste
del llanto y el más absoluto desconcierto,
necesidad imperiosa del más temido olvido,
se apaga el sol en la ventana de la vida,
adiós a esta triste historia repetida,
te queman miles de demonios,
no tengo medida.

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