No

Y si nos miramos de frente,
o callamos las verdades de lado,
damos la espalda a la mentira
y nos llevamos cruzado el recuerdo.
Si nos damos la mano una noche
y cordialmente nos inclinamos,
si un saludo nos hace mella en las entrañas
y la sonrisa pasajera se instala ocupa.

Y si nos sentamos frente a frente
para ser falsos a bocajarro,
o nos sentamos al lado
intentando guardar las apariencias.
Si nos acurrucamos en un sofá
y dejamos pasar las horas,
o compartimos apretados
un estúpido viaje en metro.

Y si te vas sin pensarlo dos veces
aunque jures que así no era,
o te quedas otras mil noches
sin el sabor particular del amor.
Si desapareces como si nada
y vuelves por mero impulso,
si nunca estuviste de verdad
y tu presencia era un fantasma.

Si me enseñas todo esto,
señalas las mil cosas a medias,
o acaso te burlas de esta estúpida misión
sin deseo alguno de remedio.
Si vienes a decirme que lo sientes
pero las palabras están vacías,
si tienes el reproche en la mano
y la boca llena de todo lo vano.
Si vas a hacer todo eso,
si me vas a dar excusas,
quizás otras tantas llamadas,
otras medias noches,
más llantos en la cama
y las luces apagadas,
entonces no me mires,
no me des la espalda,
no te sientes de frente,
no te acomodes a mi lado,
no te quedes,
por favor,
no te quedes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perder lo imperdible

Poema VII. Sobre la momentaneidad de los tiempos

Al silencio