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Mostrando entradas de enero, 2017

Volver

Vuelta a lo mismo, de bruces contra el suelo. Un alarde de emoción rompió el pulso de este reloj desacompasado, corroído y viejo, son de mi consuelo. Vuelta a la sangre, purpúrea que todo lo tiñe. Una floritura con intención machacó las facciones de una niña triste, melancólica y sombría, al guión se ciñe. Vuelta a la lluvia, acelerada hacia el vidrio. Un giro con decepción tensó las cuerdas de esta charla anodina, oscura y desmotivada, que cubren los linos. Vuelve al suelo, a la sangre, a la lluvia. Deja que se mezclen, que te rompan, que te ahoguen entre mil pedazos, que en las aguas corran.

Ritmos

He perdido el ritmo. No me culpes a mí. No me mires así. Ha sido el perfume, prendido de tu cuello, que me embriaga, confunde mis sentidos, se llenan de ti.

Retiradas

Retírate a un lugar donde no lluevan inviernos, donde no haya cantos de pájaros coloridos, ni bellas vistas al olvido de tus días. Retírate a los brazos de la fría y oscura soledad, donde no te encuentren las mañanas nubosas, los cantos de sirena, ni las lágrimas del color de las chirivías. Vete lejos, huye de tus realidades, de tus miedos banales, de los colores rosados que tiñen el amor. Vete lejos, no vuelvas la mirada hacia un pasado desaliñado de dudas en los ojos, amargo el fervor. Corre siempre al frente, al son de las campanas de una iglesia que te llora ávida de tu regreso, aún con todo muerto. Corre sin demora, hacia paraderos lejanos, sin nomenclatura que los guarde, ni conocimiento alguno de aquello que es cierto. Retírate, vete, huye, corre, yo no puedo. Sólo recuerda, querido pasajero, que esos pensamientos no son más que miedo.