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Mostrando entradas de febrero, 2014

Muerte

Nadie sabe la muerte, mensajero incrédulo e inquisitivo, todo lo observa, todo le inquieta. Nadie sabe la muerte ni sus pasos sentenciosos, aún anunciada se duda, el corazón aprieta. Redimidos en habitaciones de paredes de luz y cántaros de arena, ahogo en el vacío a punta de escopeta. Asustadizos los ojos de quien duda la fiereza de las almas, vano intento por alcanzar una meta. Ni la misma muerte sabe lo que la eternidad, entre sus brazos de hielo, le depara o le deja en las llanuras. Muriendo en vida, sentimos la pena del que no ama o aquel que no quiere ver ni la verdad más pura. Muerte y vida simbiontes, unidos por el paso de las eras, cayendo lentamente de su pedestal y su armadura. Acercándose el silencio de una eternidad que no cesa, mi tumba se cierra y con ella mi muerte, bendita si ésta mi tortura.

Rescate

Rescátame mañana cuando todo esté dormido, cuando no haya nadie, ni la misma salvación, cuando caiga el sol ante la lluvia rendido. Rescátame esta noche de frío intermitente, de oscuridad incesante, de tinta teñida de sangre, de dolor acuciante, de amarga soledad. Recátame ahora sin esperar por si el mañana no aparece, o se derrumba a los pies de la cama en la que yazco. Rescátame sin remedio, de la multitud que me destierra y de los que nunca llegan, del lecho acribillado hecho helecho arborescente. Rescátame cuando lo grite, en silencio, en una sucia esquina, sobre los pies agazapada, mirada intranquila. Rescátame sin yo pedirlo, cuando lo veas en mis ojos pidiendo auxilio, cuando queden los recuerdos ahogados en las lágrimas. Rescátame en otra vida porque en esta se te hizo tarde, se nublaron las calles con tu ausencia, se llenaron de tu nombre.

Todos

Todos somos hijos del fuego y del hiel, de las mentiras, de la luz y de la miel. Todos amamos el fuego cuerpo a cuerpo, con las mentes en la lumbre, serenados los labios con besos hirientes. Todos odiamos y tememos a la par, maldecimos los sonidos, los dejamos ir, ignorados los caprichos en lo amargo perdidos. Todo odio, todo engaño, todo fuego del azar. Todos siempre, nada nunca, en el juego de amar.

Punto forzado

El por qué de forzar las situaciones no lo entenderé nunca. Entes ajenos fuerzan un momento que podría pasar desapercibido y seríamos felices con ello pero, en opuesto, buscan la manera de satisfacer su ego o ansia, buscan llenar un hueco porque la sociedad impone dar de lo que recibes, ni más, ni menos. Para mi es absurdo, porque simplemente yo no lo veo, para mi no existe. Es algo a lo que se refieren de continuo y de plano, de forma rotunda y contundente como si quisieran hacer entrar en razón a una mente endiabladamente triste. Es curioso como la causa última de todos los embrollos se acaba materializando en esa palabra, de seis letras, que me martillea con recuerdos que preferiría no poseer. Pero es así, para algunos es alegría y simpatía, ese "no sé qué" que te cosquillea el cuerpo a las puertas de una sorpresa. Para mi significa cargos ajenos, innecesarios para personas para las que soy la perfecta prescindible...aunque a todos nos guste una sorpresa, aunque quisiera

Admisión de vista

Hoy le he visto. No sabía que el amor dulce podía ser amargo veneno. Me recorrieron los escalofríos, se heló el presente y, por arte de magia, el antes era un ahora que yo ya no quería, que incluso aborrecía desde hace un tiempo. Me hizo el alma confusa saltar, asomarme con miedo a un cristal que me daba la inmunidad, y le vi alejarse como quien ve marchar al demonio después de que le hayan dado una paliza monumental. No quise admitir el dolor, leve o punzante, supongo que no lo sabré nunca gracias a los nervios ajenos o a porque no quise darle importancia. No quise admitir lo evidente, ni tampoco el hecho fraccionario y mimético de que me pregunté qué habría pasado, qué sería de mi habiendo sido el pasado distinto. Acto seguido recordé una tarde que parecía ya lejana cuando en realidad hacía sólo unas horas de aquello. No quise admitir en voz alta la pena en cierta parte de que aquello se fuera por el desagüe sin haberle podido dar más opciones al destino, mas que nada porque la

Olvido

El olvido el algo volátil, se funde en el aire, se lo llevan los vientos, se evapora como las gotas de agua en la piel del verano. El olvido concede respiros, brisas de cambio, renovados amores, indiferencias incandescentes. Nada evoca el olvido, nada lo espanta, nadie le invita, nadie lo recibe. Olvidar es algo bello, nos hace felíces, nos hace daño hasta matar, nos da indiferencia, llanto y pesadumbre. El olvido permanece y se deshace a la vez, le tememos como a la pólvora y le necesitamos sin remedio. El olvido lo es todo, es la vida misma, es renacer y morir, es la muerte en su lecho, es la agonía de los vivos.

Magic

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Recuerdo de un beso apasionado

Huidos y entregados a una burda y alocada mentira, en un sueño ahogados, en una escalera hijos de la ira. Fugaz y acalorado un beso contra una pared, un abrazo y me cogiste de la mano, una sonrisa y calmaste mi sed. Sentido cada poro de tu cuerpo contra el mío, fuego fatuo incoloro, te perdiste entre el gentío.

Mirar.

Miré la hojarasca como quien mira a sus antepasados con los cristales del tiempo lejano, y pensé que los albores se hacían sombras, y las sombras se tornaban en albores, albores lúgubres que algún día me reprocharía cada mañana con mi reflejo inquisidor delante. Miré también las colinas, los valles y los montes, y me recordaron a mi cuerpo y a sus entrañas, a las manos que por él paseaban, a las formas que la naturaleza delineó a semejanza de algo ajeno y vinculado por raro que suene. Miré en mis sombras, en mis sueños, en los más profundos deseos. Y encontré el dolor y la sangre que corrían como la pólvora por el motín del bandido armado. Encontré en un vistazo un miedo atroz a lo que conocía y un monstruo en aquello por conocer. Y entonces miré a mi vida, a ella misma materializada en un cuerpo humano que parecía darme el aliento y quitármelo a la vez, y descubrí que no son rosas las rosas de cerca, ni fresco el viento a lo lejos.