Preguntas anudadas
Tengo entre los dientes una pregunta temerosa y desvalida, que desea pronunciarse en cada beso y en cada mirada. Al filo de mi boca se asoma con miedo de quien se sabe perdido y vacío, incapaz de saltar. En la comisura junto al último beso que me diste, se cuelga, expectante, a la siguiente función. Tengo en el pecho un nudo contenido y asfixiante, que quiere soltarse con cada caricia y con cada te quiero. En el centro de mi alma habita ya acomodado como quien se sabe tranquilo y sosegado, en su zona de confort. Al hilo del pespunte tras este remiendo que coses con esmero, se asoma, desconfiado, a todo tu corazón. Son, sin más, nudo y pregunta uno sin remedio, dos que lo son todo, que empañan el cristal.